¿Habéis creado algo alguna vez que os haya dejado plenamente satisfechos? Afino un poco más en la interrogante ¿Aquello que está absolutamente claro en vuestro cerebro lo ha plasmado con fidelidad máxima la mano sobre el papel? Yo nunca he tenido esa sensación; y esto me ha ocurrido, otra vez, y sin ir más lejos, con el diseñín del díptico que tenéis aquí presente...lo tenía tan nítido en mi cabeza. El cerebro, lo intangible, la mano, lo tangible...la eterna lucha.
miércoles, 2 de julio de 2008
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8 comentarios:
El cerebro es intangible hasta que Horatio lo echa encima de una balanza y lo lamina en rodajas tipo chopped. Y luego exclama: "Este tipo comió patatas con ajo una hora antes de morir"...
Muy chulo el diseño.
MMMMM, patatas con ajo, eso sí que es tangible, con el hambre que tengo.Hace tiempo que no las cato, ¿Será por eso que ahora tengo más dudas que antes?
Muchas veces lo bueno de los dibujos es precisamente lo poco fieles que son a lo que tenemos en la cabeza o a lo que cremos que tenemos, que no es lo mismo
(también tenemos en la cabeza un montón de cosas de las que no somos conscientes, pero que luego salen en el papel).
Eso más el azar/accidente, que a veces dibuja mejor que nosotros mismos.
Hola Santi, dices que "muchas veces lo bueno de los dibujos es lo poco fieles que son a lo que tenemos en la cabeza", significa que aunque no es exactamente lo que querías, supera, sin embargo, tus expectativas y a eso se le llama TALENTO; y cuando no es así, se le llama FRUSTRACIÓN.
Yo no iba tanto por el tema del talento, sino más bien por el de lo inesperado, por esos accidentes que a menudo funcionan mejor que la imagen más convencional que teníamos en mente.
Supongo que un alto nivel de control sobre tu dibujo te convierte en mejor profesional, pero un cierto descontrol es lo que nos abre caminos nuevos para no estancarnos ¿No te parece?
Sí, me parece.
Hablando de ti...¿Cómo va lo de tu álbum en Francia?
¡Ostras, si ya he visto que lo acabas de recibir! ¡Felicidades, tíoooooooooooooooo!
Sí, ya está en mi poder.
¡Qué gustico, madreee!.
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